Un estudio de dos geofísicos de la Universidad de Concepción plantea la construcción de un canal que comunique las bahías de San Vicente y la de Concepción para ayudar a descontaminar la primera de ellas, usando sólo la energía de las mareas y los vientos. El objetivo principal es mejorar la calidad de las aguas y, además, generar una actividad turística y una vía de comunicación para embarcaciones pequeñas.

La investigación publicada en enero en la revista Obras y Proyectos, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, y en el portal científico Scielo, sugiere esta construcción para renovar las aguas más contaminadas sólo en un mes. La propuesta se basa en un estudio geofísico, que además se sustenta en que ambas bahías estaban comunicadas en forma natural hace 6 mil años, cuando el área estaba cubierto de agua.

“Físicamente, la idea del canal se sustenta en que una onda de marea se propaga llegando antes a una bahía que a otra. El desfase en la onda mareal provoca una diferencia de nivel del mar entre ambas bahías. Si existiera el canal, este desnivel induciría un flujo a lo largo del canal. Así es como funcionan los canales mareales en general. Dado que en distintos momentos del ciclo de marea el flujo puede ir hacia cualquiera de las dos bahías, se estudia un canal con una compuerta. Así, el flujo sería bloqueado cuando vaya hacia la Bahía de Concepción”.

Es lo que expone el trabajo denominado “Flujo en un canal inter bahías para la renovación de las aguas en la Bahía San Vicente (Chile)”, de los geofísicos María Pedreros-Guarda, del Departamento de Sistemas Acuáticos dela Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción; y Dante Figueroa Martínez, físico del Departamento de Geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la misma universidad.

Desde hace mucho tiempo existen canales de navegación artificiales entre cuerpos de agua oceánicos, usualmente con propósitos de navegación. Algunos ejemplos son los canales de Corinto (1893), de Suez (1869) y de Kiel (1895). En el caso de Talcahuano, se trataría principalmente de una vía de descontaminación de la Bahía de San Vicente, ya que la capacidad de asimilación del agua se ha visto sobrepasada por la descarga de desechos. Además, se construyó un rompeolas en la zona norte de la bahía, lo que aumentó el tiempo de residencia del agua en la misma. Y lo anterior se exacerba aún más por una circulación marina dominante en sentido antihorario que mueve agua hacia el norte de la bahía, explica el estudio. Adicionalmente, el Canal Inter bahías permitiría el paso de navegaciones menores, permitiendo ahorrar unos 40 km de navegación entre ambas bahías; es decir, reduciría la distancia de navegación al 5% de la actual, disminuyendo, además, el riesgo del viaje al evitar el traslado bordeando la Península de Tumbes.

La ubicación del Canal fue escogida considerando las zonas de mínima distancia entre ambas bahías, evitando zonas de relevancia ecológica (humedales y zonas protegidas) y escogiendo zonas de menor densidad urbana. Contemplando todo lo anterior, el canal cruzaría una línea férrea y siete calles, y ocuparía el sitio de 84 casas y 12 bodegas. El estudio sugiere que las dimensiones del canal sean 2.4 km de largo, 10 m de ancho y 3 m de profundidad, las que permitirían la circulación de kayaks, botes y lanchas de hasta 15 m de eslora.

Un aspecto no considerado aún es cómo afecta este canal a la circulación marina en la Bahía de San Vicente ni tampoco las implicancias ambientales del canal. Ambos aspectos deben ser objeto de estudios adicionales, indica el trabajo. “Sin embargo, es importante añadir que en este estudio se ha asumido que el ingreso de aguas hacia la Bahía de San Vicente mejorará su calidad de agua y no al revés. Por eso, de implementarse, sería conveniente que vaya de la mano con un sistema de monitoreo dela calidad del agua del sistema de bahías San Vicente y Concepción”, concluye.